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Excelente trabajo de Ricardo Román, quien en breves palabras nos muestra como en un par de décadas talentos chilenos fueron capaces de comprender las necesidades, y transformarlas en verdaderas fuentes de riqueza.
Sólo agregar que hay un desafío, en mantener la capacidad de adaptarse a los cambios, toda vez que los que ayer partieron sólo con algunos sueños, hoy día tienen que consultar a accionistas, directores, bancos, clasificadores de riesgo, y corredores; sobre cómo manejar sus empresas.
De alguna manera la riqueza, nos vuelve miopes, e incapaces de movernos. Tal vez ya no es necesario madrugar; es decir, finalmente son estas mismas ideas, y el cambiante mundo en el cual nos encontramos, lo que le permite al sistema renovarse naturalmente, toda vez que el espíritu joven y emprendedor emerge, y aprovecha los espacios que los grandes van dejando, en su incapacidad de reaccionar a la nuevas necesidades.
Claudia Valdés Muñoz
Ingeniero Comercial PUC
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